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¿Cómo debe vestir un maestro?


Mientras que algunas escuelas le permiten a los docentes vestir de forma casual, en otras hay un código impuesto de vestimenta.

¿Pero esto es realmente importante?

Recuerdo cuando estudiaba preparatoria, tenía una materia la cual la impartía una maestra muy atractiva, ella siempre vestía muy bien, y durante la clase recuerdo poner especial atención en la ropa que usaba, más que en la clase que impartía, de esta forma, su vestimenta era un distractor en el aula.

Y un poco más atrás, cuando estudiaba secundaria, tenía una maestra que era todo lo contrario, ella no ponía mucha atención en su cuidado personal, su cabello siempre estaba despeinado y la ropa que usaba comúnmente era deportiva, en ocasiones su calzado dejaba al descubierto sus calcetines, y estos eran de diferente color. Entre mis compañeros se escuchaban muchas críticas y burlas hacía ella, y era difícil que ella obtuviera respeto por parte de la clase.

Según Gonzales (2001) Un maestro pudiera compararse con un libro y más específicamente con su portada. La portada del libro es determinante para su atractivo; la presencia visual del maestro es su propia portada. Los alumnos son tremendamente observadores hacia nuestra persona: debemos cuidar todos los detalles de nuestro vestir; en el caso de las maestras no caer en las exageraciones y ridiculeces; vestir con discreción, sin ostentaciones. En el caso de los maestros ser muy cuidadoso en todos los detalles de nuestra presentación: empezando y terminando con nuestro calzado bien aseado.

La realización profesional docente tiene mucho que ver con la forma de vestir, uñas limpias, corte de pelo adecuado, adornos, cara bien aseada. Es inconcebible que un maestro quiera formar en los alumnos el hábito de la limpieza e higiene y él no sea el primero en poner el ejemplo.

Maestro: SIENTE LA RESPONSABILIDAD CON TU CONDUCTA DE SER EL MEJOR LIBRO DE TEXTO PARA TUS ALUMNOS; que a lo largo de los años de carrera docente, vayas entregando a las nuevas generaciones un libro corregido y aumentado, y no empobrecido y disminuido.

Gonzáles, G. (2001) Realización profesional docente. México. Editorial Progreso


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